La luz del día se escapaba entre las piedras viejas, viejos arcos que enmarcaban el cielo gris y frío.
Hojas, flores y frutos grabados en otros tiempos, por otros hombres, con otras religiones y filosofías, firmes, erguidos ante los maravillados ojos de la gente de hoy. Las ruinas se ensombrecieron envueltas en silencio y atardeceres, lenta muy lenta la tarde se fue y atrás entre las esquinas de la antigua ciudad, dormía la historia, el alma de lo que un día fue.
10 de Mayo 2011
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