lunes, 10 de mayo de 2010


Hay cosas en la vida, que no tienen arreglo, son como el tiempo perdido, momentos, en los que dejas pasar las horas, trabadas unas tras otras, viendo hacerse de noche por la ventana, esos momentos, esos suspiros de tiempo, que luego te hacen falta para poder enlazar tu vida de nuevo. No hay segundas oportunidades, no nace un día para recuperar el aliento que se perdió en la mirada gris del anterior. Las horas son tan valiosas y tan fáciles de tirar, de olvidar en la basura de las divagaciones. No vivimos por vivir, vivimos porque el destino, nos regala la luz de cada día, porque nos enfrenta al sol que cae tras de los árboles en el atardecer del parque, porque nos da el espejo de nuestra vida en nuestros hijos y tenemos sólo lo que tocamos al acariciar con nuestras manos, lo que vemos al abrir los ojos cada mañana y lo que nos late en el corazón al compás de nuestros pensamientos