jueves, 22 de abril de 2010


¿Sabes, pirata?, no puedo verte llorar, la vida se me paraliza en las venas y cuando empieza de nuevo a rodar por mi cuerpo, me arde, me quema y no sé ni lo que pienso o digo. No quiero que nadie haga el mínimo intento de hacerte daño, porque yo sé que tu nunca serías capaz de hacérselo a nadie, mi querido corazón. Esas lágrimas que nacen a raudales de esos ojos tan pequeños, me matan la alegría. Yo que deseo, que sueñes que navegas por los más bellos y tranquilos mares, que conquistas tierras lejanas, que salvas doncellas, que te afianzas a la vida, como un feroz guerrero de noble corazón. Mi niño adorado, si supieras, cuantos deseos, cuantas esperanzas, como me salta el corazón al verte venir del cole. Quisiera ser tu escudo, tu espada, para que ni el aire se atreviese a molestarte. Sé que tienes una voluntad infinita, que todo lo que deseamos, tú y solo tú, lograrás cumplirlo. Mientras tanto, sueña y juega, ríe, no me llores corazón, porque cada vez que veo tus lágrimas, se me rompe un pedazito muy dentro de mí.

miércoles, 21 de abril de 2010


La primavera tímidamente, volvía a los campos y los cielos, a los ojos de los niños. Una pequeña rabieta, en una tranquila tarde, despertó a las mariposas aun dormidas bajo las hojas y las flores, de pronto empezaron a envolverlo con su polvo dorado y la suavidad de sus alas hacíendole cosquillas en la cara, el cuento había cambiado, al pasar página, sus ojos pequeños y chispeantes, no podían dominar la risa. Su risa tan deseada e incontrolable. La dulzura de la brisa y el arruyo de las mariposas, la tarde tan tibia y azul, dominaban la historia de esos ojos. La vida, que de pronto te da esos pequeños momentos, que llenan el mundo entero de pureza y de felicidad. Nunca hubo un cuento tan fresco y azul, tan dorado, del que salían miles de mariposas, para acariciar la sonrisa del un niño.

abanicos pintados a mano

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martes, 20 de abril de 2010




La luna vive en un pino, en un hermoso pino del parque.

Cuando la noche se desliza entre los hombres y las cosas, se acomoda dulcemente entre las ramas del árbol y duerme silenciosa a los gatos y a las hadas.

Brilla transparente entre las puntiagudas hojas, como una joya antigua, perdida en el agua oscura del mar más profundo de los sueños.

Lejana y dorada, protege a los amantes y vigila los campos y la sierra, cubiertos de estrellas y de sombras.

Las calles solitarias del pueblo, adquieren el color del misterio, en las avenidas, extiende su brazo luminoso y susurra a las farolas y las flores dormidas.

La brisa de la noche, mueve cuidadosa las ramas y los duendes tararean un extraña canción.

Las ventanas se cierran y los sueños acarician a los niños en su almohada.

lunes, 19 de abril de 2010

Miguel Hernández
Castuera 19 de Abril de 2010.


Querido Miguel: Que pena que el odio y la ignorancia se cebaran en ti, acabaron con tu vida de hombre, pero no con tu lucha desinteresada,tu alma, siguió libre la estela del recuerdo, el respeto y el agradecimiento para siempre. Cómo la esperada luz del alba, al final de una dura noche de tormenta, apaciguaron tus palabras, el dolor de una España olvidada, escondida por el duelo y la represión. No pudieron callar tus sentimientos, no pudieron apagar tu voz como la de otros muchos. Alguien dijo: Que al tiempo, tiempo le pides y el tiempo, tiempo te da. Tuvieron que pasar años, para que tu voz callada, resonara fuerte y bien timbrada, en los pueblos y en los cielos de este país, que volvía a soñar con la libertad. Querido poeta, la palabra, nace libre y cuando nace del fondo del alma, no entiende de políticas, nace para el corazón de los hombres hambrientos de libertad y de amor, de nuevos sueños y de nuevos tiempos. El expresar tus sentimientos, el soñar el vivir, el creer en algo más te llevó a morir entre cuatro paredes, hechas con los horrores de otros, que manejaron el miedo a su antojo. Pero gracias al destino que un día te señaló, no sólo dejaste palabras en papel y en paredes, las tatuaste en el corazón de los hombres que amaban la libertad. Hoy los niños conocen tu rostro, recitan tus poesías y hasta cantan canciones sin saber lo que esconden de verdad y de dolor, pero fue muy caro el precio que pagaste, la vida.

La casa se quedó vacía, sola, triste, con el eco de los sonidos que vibraron en las paredes, vuelve la monotonía, el silencio y la tarde que se alarga casi tocando el infinito. La claridad del día sobrevive, en las luces naranjas y violetas del horizonte, las nubes negras se entrelazan con los últimos rayos de un sol que se desangra entre los árboles. Una tormenta perdida acecha, en la quietud del atardecer. Cuando salga la luna de primavera se perderá en el viento lejano del norte. La casa se enciende frente a la noche y los recuerdos, los ojos que llevo prendidos en mi alma, miran como la oscuridad y las estrellas velan otros cielos. También, al cerrar la puerta, me digo hacia mis adentros, otro día menos y rozaré sus caras con mis labios y sentiré sus corazones muy cerquita de mí. Todo lo que nos rodea y lo que nos rodeó, está relativamente cerca y lejano a la vez, todo pasa por nuestra mente y metabolizamos el tiempo según nos conviene para no sufrir, tretas de diablo viejo, que nos ayudan a vivir.

domingo, 18 de abril de 2010





Cuando la lluvia azota las ventanas, los pensamientos se pierden tras los cristales, los recuerdos buscan el sol tibio de la primavera, perdida bajo las nubes grises. En plena quietud, miles de plateadas gotas, intentan atraparme en el aburrimiento. Pasa la tarde lenta y sola, arrastrando los primeros brotes de los árboles. Los caminos y la sierra estarán plenas de verdor y de vida, cuando el sol asoma unos instantes, brillan miles de estelas, corriendo las laderas abajo.



Yo sigo en mi ventana, pensando, soñando, esperando el atardecer lento, las sombras de la noche que se acerca triste, y rota en las aceras de la calle y en el cielo dorado y rojo, amenazante.

martes, 13 de abril de 2010


Ojos que nunca paran de mirar inquietos y curiosos, que mientras se fijan en mis pupilas, el corazón o el alma está disparado soñando, quien sabe qué, las prisas por vivir, como si el tiempo se le quedará siempre corto, apenas terminas una conversación y tan sólo sientes el aire que su presencia deja, al escapar rápido, desenfrenado a otro asunto. Jamás lo pude sujetar, sólo pedirle al aire que no lo despertara de sus sueños y fuera sólo brisa que moviese sus cabellos rubios.

sábado, 10 de abril de 2010




Se abre el mundo a la primavera, la vida bulle bajo el cielo azul, late el corazón de la tierra y todo ha cambiado de color, de olor, todo lo que fue gris, se transforma en miles de colores, en miles de verdes y azules. En un valle, donde el paisaje parece una ilustracion de un cuento japones, se cubren las montañas, durante diez escasos dias, de flores blancas suspendidas de cerezos imposibles encajados en bancales, hechos de tierra milenaria. El hombre para salir de su pobreza, creo una naturaleza esplendida, blanca y de una pureza exquisita, placer para los ojos y vida para el valle.