sábado, 26 de noviembre de 2011

Las manitas de Fran.


Tan lindas manos, no paran, no dejan de tocar, de expresar su alegría, de abrirse y cerrarse, de restregarse las lágrimas cuando le contradicen. Se baten en el aire al compás de sus carreras, te acarician, con tanto cariño, tan calentitas y rosadas. En ellas está toda la inocencia, la pureza, la felicidad, tanto en algo tan pequeño, que parecen un milagro. La esperanza en las manos de Fran, el futuro en las manos de Fran.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Vientos de tormenta


Sobre la helada tierra se posaban las hojas caídas de los árboles, y el agua había formado charcos irisados sobre el pavimento sucio. La tarde llegaba a su fin, el cielo se encendía en el horizonte y el tren se acercaba lento. La gente se agolpaba en la estación semi oscura y triste. Una sola farola alumbraba el exterior del edificio, el miedo calaba hasta los huesos de los infelices, hambrientos seres, que deseaban con esperanza infinita huir, huir de una guerra que no iba con ellos, atrás dejaban sus casas sus recuerdos escondidos. Su padre había sido panadero y hasta los dos últimos años había vivido con relativa tranquilidad, pero sintiendo la cercanía de la guerra y la crueldad que suscitaba la supervivencia, guardaron confiadamente, lo más valioso de sus pertenencias dentro del viejo horno, que tanta calidez y seguridad había dado a sus vidas. Apenas se miraban, no podían levantar los ojos del suelo, por miedo a ver reflejado en las pupilas del otro, toda su amargura. Estaban unidos por el hilo infinito de la desgracia. Parecía que hubiese transcurrido un siglo, pero sólo habían pasado unas horas desde aquella mañana de mayo. Todo había quedado dispuesto para su boda. Percibía que era precipitada y triste, sin saber porqué. Esa tristeza insondable que sobrevolaba y abatía su corazón. Nunca, hasta ese amanecer había sentido la guerra tan cerca. La noche anterior, habían corrido al refugio más cercano, amenazados por el ir y venir de los aviones, llenando la noche de temores. El cielo azul de media mañana, se entristeció a medida que transcurrieron las horas. La ceremonia sencilla y rápida, llegó a su fín. No quisieron alargar mucho a fiesta y sin saber lo que les rondaba, bajaron entre los naranjos, aprovechando las sombras de las ramas, plenas en primavera. Una tormenta inesperada, empezó a colarse rápida y heladora por entre las sierras oscuras. De pronto, el frío y la lluvia se precipitaron sobre ellos, casi notaban que la tierra se endurecía bajo sus pies, la primavera se olvidaba de ellos, tal vez de España entera. De pronto, los aviones, tan temidos, rugieron en el aire duro de la tormenta, soltaron las bombas y sembraron los campos de muerte. Fue sólo unos minutos. Refugiados en la cuneta con las manos sobre la cabeza, tapándose los oídos, el corazón les golpeaba con furia el pecho. Era una inmensa pesadilla, no podían ver nada, entre el humo y el dolor. Pero el tiempo se deshizo entre sus manos y sus ojos alcanzaron la crueldad de su tragedia. El cielo se había abierto de nuevo, azul y frío. Entonces el silencio se lleno de sollozos y de sangre, se buscaron con la mirada traspasada por el miedo, esperaban un halo de vida entre los naranjos, cada uno por un lado, sintiendo que el destino los había partido en dos. Ella corrió hacia su madre, su madre tan querida, pero ya no volvería a sentir sus abrazos, no volvería a escuchar su voz tan consoladora. Estaba muy cerca de ellos, tristemente lejana y fria, abrazada a su hija más pequeña, protegiendola inutilmente con su toca ensangrentada. Ya nada volvería a ser igual, nada con lo que había soñado tantas y tantas veces. Luego, pasando el tiempo, siguió años y años recordando el día de su boda, con la imagen imborrable de ese lejano día entre los naranjos. Contándolo a sus hijos y nietos duranate toda una vida. Cuando enterraron sus cuerpos y guardaron sus recuerdos, huyeron a la estación abarrotada con tantos y tantos seres desvalidos. Allí esperaban un tren, un tren que los llevaría lejos, pero sin saber que apesar de su huida, donde quiera que fuesen y durante todo el tiempo que viviesen, apartir de ese inesperado día de mayo, siempre llevarían consigo esa amargura y sufrirían por una injusticia y crueldad que duraría más de cincuenta años. Luego alzarían sus voces con libertad y dignidad a pesar de sus almas heridas, volverían a confiar en una vida mejor, pero en una parte escondida de su corazón y en la soledad de sus recuerdos, no olvidarían jamás las almas sacrificadas en los campos de toda Extremadura.

FRAN


Tu sonrisa despierta la alegría en el día triste que avanza lento. Tus ojos contienen miles de miradas lejanas, de paisajes soñados, inalcanzables, bellos. La vida nos regaló de nuevo la esperanza, la lucha, al empezar de nuevo. Cuando corres, respiras , chapurreas en un idioma que no conocemos, tus pupilas reflejan el universo, el universo que se rinde a tus dos años y a esa sonrisa que nos abre el corazón en dos, que nos hace olvidar las penas, los problemas, lo cotidiano, que contigo se transforma en una continua aventura sin límites. Gracias Xin Hong Guang, gracias Fran, gracias por lo que nos haces sentir, vivir, correr tras de ti la calle abajo, repitiendo tu nombre; eres nuestro pequeño niño tan esperado y tan valiente, tan agradecido y cariñoso....

sábado, 19 de noviembre de 2011

La lluvia a través de tus ojos


La lluvia entristece la mañana, la mañana y tus ojos, la luz es perezosa y fría através de las ventanas. Las calles luchan solitarias frente al viento. Un día más de otoño, de cualquier otoño de tu vida, el otoño siempre es triste, su mirada gris atraviesa el alma, ya no hay retorno, avanza deprisa hacia el helado filo del invierno. Todo aparece como antes, pero no lo es, no lo es en tu corazón, ni en el mio de madre confundida que no sabe como hacer que te abras a mis brazos y oídos. Yo lo veo tan fácil, podría ser tan fácil......El perro dormita bajo las ventanas y la lluvia se refleja metálica y gris en tus ojos y en tu dulce corazón desvalido.

viernes, 18 de noviembre de 2011



La distancia

No sé lo que sobrevuela vuestros pensamientos, lo que atenaza vuestro corazón, no quiero pensar que es la distancia, que mata y hace olvidar. Algo tan bonito, tan puro y tan joven no se puede disolver en una tarde fria, entre los opacos y tristes edificios de cualquier ciudad, que os hacen parecer extraños entre la gente gris, a de llegar la primavera, a de llegar con sus luminosas y largas tardes y todo será como antes, más fácil y azul. Y vosotros, juntos, frente al camino libre para recorrer; mientras, paciencia., mirar hacia dentro, la distancia es más corta y el tiempo pasa más rápido.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Miguel en el horizonte.

Todo a tus pies, todo lo que te pase por la imaginación, todo, si me lo pidieras todo, te lo daría todo, la inmensidad del tiempo, el horizonte azul de la llanura, con el sol brillando alto y las nubes corriendo despacito.
La vida te va haciendo mayor y a mí me va quitando las fuerzas, pero no veas como se sigue disparando mi corazón cuando mis pensamientos se posan en ti, mi dulce niño de oro.
Veo como enfrentas el horizonte con tu mirada rasgada, con tus ojos negros como noche de tormenta como te sientes por encima de todo lo que te rodea, las rocas, los campos, las sierras lejanas cubiertas de sombras azules y no tengo en este momento más alegría que tu vida.


miércoles, 2 de noviembre de 2011

OTOÑO

2 de Noviembre






Cientos de remolinos de hojas, hojas doradas, hojas rojas, ocres, barriendo las calles de sombras, amontonándose dormidas, muertas, extrañas en los olvidados callejones del pueblo, abrazándose inertes a las raíces que asoman en la húmeda y sombría tierra de los parques y los arriates grises y mohosos.



El otoño tardío, castiga la tarde con un viento vengador y frío, con un cielo helado y tan extrañamente azul, que los colores inundan los sueños y los ojos, el dorado, el rojo, el ocre....