martes, 24 de mayo de 2011


El azul comenzó a entrar por las grietas de las paredes, por los antiguos quicios de las ventanas y puertas, un azul untuoso, denso, caduco, como una vieja acuarela. En los patios los claveles rojos reventones, perfumados, libres en la cálida mañana, se axfisiaron en el atardecer tormentoso. Todo era irreal e inesperado pero el azul, el agobiante azul, como una venganza, como un castigo olvidado, después de tantos años, atravesó como un mal presagio la verdad de nuestros pensamientos de nuestros sueños, de nuestras viejas paredes, de nuestro futuro, de nuestras ideas ya lejanas.
El azul, ese azul pastoso, engominado y rancio, se extendía y se extendía como una traición.
22 de Mayo de 2011

martes, 10 de mayo de 2011

La luz del día se escapaba entre las piedras viejas, viejos arcos que enmarcaban el cielo gris y frío.
Hojas, flores y frutos grabados en otros tiempos, por otros hombres, con otras religiones y filosofías, firmes, erguidos ante los maravillados ojos de la gente de hoy. Las ruinas se ensombrecieron envueltas en silencio y atardeceres, lenta muy lenta la tarde se fue y atrás entre las esquinas de la antigua ciudad, dormía la historia, el alma de lo que un día fue.

10 de Mayo 2011

lunes, 2 de mayo de 2011


Foto de Ángel Sánchez Mora, 2º premio de Castuera en Imágenes


Cuando apareció en el pórtico de la iglesia, toda iluminada y majestuosa. con ese especial halo de tristeza, enmarcada entre las piedras viejas y el cielo negro encapotado, la gente se sorprendió. El frío mantenía las miradas alzadas hasta la imagen. Muy despacio empezaron a moverla, los tambores llenaron la noche y avanzaron lentos, aun con el recuerdo de la lluvia machacando el atardecer del viernes. Miguel miraba atento o conmovido, no sé, pero con un brillo curioso en sus ojos. Callado, no se perdía nada y no oía nada, inamovible y sin saber que era lo que pensaba, lo mirábamos, espectantes esperando su salida. Cuando hubo pasado la imagen a su lado, la luz de las velas iluminó su carita y se volvió hacia su madre ignorándonos a todos, la miró fijamente y sólo le preguntó: Mamá, ¿La perseguimos un rato?.

2 de Mayo de 2011