jueves, 30 de diciembre de 2010

FÉLIZ AÑO NUEVO.

Un año que se acaba y otro que comienza, una medida de tiempo casi invisible de un día para otro. El año que nos deja casi sin aliento, roto en el frio de la noche, doce campanadas que simbolizan que ayer era sólo un recuerdo y que nos enfrenta a otro recorrido a otro camino que empieza. Féliz año, féliz invierno, primavera, verano y otoño, que nos colmará de nuevo de alegrias y ójala que de ninguna tristeza. Doce estrellas para cada uno de nosotros. Doce deseos de felicidad.

sábado, 18 de diciembre de 2010




Mi querido niño, no sé que poder tienen tus ojos, que creo tener el mundo en mis manos cuando me miras. Se me olvida el tiempo y la soledad tan sólo con tu mirada. Tus pequeños ojos, chiquitos y brillantes como las estrellas lejanas que vemos en las noches de verano, pero dulces, profundos y oscuros como los sueños más hermosos. Mi niño tan deseado, tan esperado, gracias por mirarme, por darme la luz, porque así abre el día y el atardecer es más cálido y la noche más sosegada.


La lluvia cae incansable y triste, chocando una y otra vez contra el suelo brillante de la calle sola. El recuerdo del agua en la cara , del viento cortante y frío en la piel, espavilando el alma y los recuerdos dulces que atesora el tiempo. Lentamente se difumina la tarde, como una acuarela gris que estropeo la humedad. Sólo el chasquido de la lluvia al caer y el canto del grillo bajo el quicio de la vieja puerta, en el alma de la tierra mojada y el sueño que poco a poco unde los ojos y los pensamientos en lo más profundo del ser.

jueves, 9 de diciembre de 2010






DICIEMBRE LLAMA A LA PUERTA, RECUERDO DE UNA NOCHE HELADA


La noche atrapó miles de hojas de hielo en los cristales, el frío seco y duro de la mañana los mantuvo hasta bien entrada la tarde. Ya no quedan hojas en los árboles, ni niños en el parque, parece que la luz quisiese escapar veloz tras las nubes aceradas. Rompió el invierno con la helada feroz. El tiempo se extiende en la noche oscura, velada y triste.


martes, 23 de noviembre de 2010


Anoche, sobrevolando el cielo frió iluminado con la luna llena y decenas de estrellas intermitentes y nubes blancas, pasaron los gansos, el bullicio cubrió el anochecer de curiosidad en las calles y los patios. Las sombras de centenares de aves, transformaron durante unos minutos, los pensamientos de las aburridas gentes del pueblo. Acudían de nuevo, año tras año, anunciando el frió y la lluvia, seguro que cubrirán de blanco los campos duros de tierra roja, bajo las encinas y los alcornocales. Cuando volvió el silencio sobre el cielo incierto y frió, la luz de la luna desapareció bajo las nubes, los árboles, las calles, las fuentes, los bancos, las esquinas, todo parecía difuminarse en la noche callada y triste. Presagio de un amanecer húmedo y gris.

viernes, 12 de noviembre de 2010


¡Se echa la noche tan pronto!, ¡Tan pronto se oscurece la ventana!. Tras los cristales, todo se difumina tan temprano que apenas hay un leve suspiro entre la claridad de la tarde y las horas que mueren en las sombras del anochecer forzado. Vacio, todo se queda vacio, todo es una enorme oquedad sin tiempo. Las luces fuera, van poco a poco tocando la irrealidad de las cosas, de las calles largas y solas, interminables. Noviembre, cae, día tras día, como las hojas, a veces dulce y cálidamente y a veces, violento y gris. Seguro que cualquier mañana los árboles apenas serán un frió esqueleto y el viento húmedo congelará el alma de los hombres y de los pájaros.

viernes, 29 de octubre de 2010


En el parque, llueven hojas, hojas doradas, que caen suavemente y que cubren el suelo húmedo. Los árboles se sacuden violentamente contra el viento, como queriendo desprenderse de los últimos rayos del sol.
Los niños corren alborotados a la escuela, coloreando la fría mañana con sus alegres abrigos. Las nubes, en un cielo azul sospechoso e inestable, van al compás. Llegaron las grullas y vuelan perfilándose y escondiéndose, volviendo a aparecer entre las nubes y rompiendo el aire con una antigua canción. Se hace el silencio, solo el crujir de las hojas bajo los pies del que camina sólo, prisionero de su propia soledad rompe la mañana, aventada y brillante, que se deshace violenta, con olor a almendras tostadas, arrastrando las horas y las hojas.

miércoles, 27 de octubre de 2010





Un ángel se mira en el fondo del alma de los hombres, los días pasan y aun no decide como acomodarse, ni donde, el mundo es hostil, no se reparten las penas en estos nuevos tiempos de desesperanza y confusión. Seguro que se undirá en el corazón de los que siempre son afortunados, aun sin merecerlo. De nuevo el pobre será más pobre y el infeliz más desgraciado. Ángel perezoso e inútil, que no se complica y se mira ciego en la luz, alejado de la oscuridad de los callejones y de las lágrimas.

martes, 26 de octubre de 2010


La vida se duerme lenta en las viejas calles del pueblo. Duendes de luz, vigilan los sueños y los niños, apostados en los altos tejados, atrapando palomas y recuerdos. La mirada se hizo otoño y soledad, el frió empezó a meterse en el cuerpo y por las rendijas de las ventanas. Parece que llegó el momento de hablar sólo para uno mismo y de mirar através de la ventana. Las sombras de la tarde, se cruzaron por un instante con sus pequeños ojos brillantes como centellas, agradecidos y felices, disfrutando desde su ubicuidad de los cambiantes colores del otoño en las paredes, en los cielos y en los árboles desnudos. Las voces de los niños se fueron perdiendo, llega noviembre, enjuto y triste, los duendes de luz, desaparecerán cualquier atardecer prematuro y frió.

sábado, 2 de octubre de 2010







Tarde de mermelada en el campo, el suave sonido de las hojas amarillas, que mueve el viento y el ruido de la fruta hirviendo dulcemente en la olla de cobre. Miguel, no hace nada más que meter la nariz y rápido como el rayo vuelve a la sombra dorada de los árboles a tirar la peonza de colores. Septiembre se fue, dejando un sol cálido y tardes más cortas. El otoño desfila ante nuestros ojos madurando los membrillos y refrescando los atardeceres. La tarde se acaba y la mermelada brilla sobre el pan tostado, en las manos de Miguel. Va cayendo la luz rosada en el horizonte y todo a nuestro alrrededor, respira una calma infinita.

viernes, 24 de septiembre de 2010


La tarde se hacía pequeña entre las calles más estrechas y más lejanas del pueblo, caminaban las dos, casi susurrando, las paredes blancas y antiguas, con sus piedras asomando como picos de lanzas en los callejones angostos y en penumbra ya, con las últimas luces de la tarde otoñal. Parecía ir junto a la niña que fue, cogiendo su mano, calentita, suave, por unos momentos y sólo al darle el sol en la cara y en los cabellos dorados y verse en sus ojos, reconoció, los años pasados y a la mujer que tenía delante, ella empequeñecía a su lado. Había caminado a la par del tiempo, frente a ellas las calles empezaron a ensancharse y el cielo desafiante con un azul mágico, apareció, defendiéndose de la tarde, que desaparecía. Volviendo a casa, el corazón estremecido de la madre, la mirada feliz.

viernes, 17 de septiembre de 2010




El otoño se adelantó, trajo consigo, un sin fin de rayos y de truenos, de violentas lluvias y granizo, el cielo es gris, casi opaco, arrebolado de nubes furiosas y al instante brilla el sol sobre el azul infinito y las hojas de los árboles aun verdes. El viento acomodó un arcoiris irreal en el horizonte. Miguel, no se aparta de la ventana y la tarde pasa cruel y húmeda, agarrada a la sierra oscura y misteriosa, rodeada de la rara luz de los rayos, quebrando el cielo y la esperanza de mi niño por salir a jugar de nuevo.

miércoles, 8 de septiembre de 2010


Septiembre dorado y triste, solitario y callado, dulce como un maduro membrillo, hecho de sol y verano, que poco a poco mueren en la tarde.






Septiembre de nuevo, silencio en mi casa y en las calles, en los viejos parques, silencio y sol, recuerdos, sólo recuerdos que quedan en las sombras de las paredes, en el olor de mi casa, todavía de fiesta y sola. Pronto se echa la oscuridad del anochecer en los patios, aun abiertos al aire de sus palabras de sus idas y venidas. Hoy cerraré la puerta temprano, con la seguridad de que no volverán esta noche, de que están en sus casas, lejos, en sus vidas, que a lo largo de la semana ya no son mías, me queda la esperanza de cada viernes y de que el otoño cambie el cielo, siquiera para que no los pueda echar tanto de menos.

lunes, 16 de agosto de 2010




Agosto, corre despacito, hacia el cenit del verano, las tardes son más cortas y el sol más rápido en esconderse en el horizonte rosado de La Serena, la brisa cada noche mueve de nuevo las ramas de los árboles y las cortinas en las ventanas, el agua de las piscinas y de las albercas se torna más verdosa con la luz del mediodía, más fría en el fondo de los sueños de los niños. La luna roja y redonda, preñada de paz y misterio, recrea los caminos y los olivos cenicientos en la soledad de la noche. Se me va el tiempo al compás de agosto, veloz y ansioso, y yo volveré a enfrentar al aburrimiento y al silencio tras los cristales de mi ventana.

miércoles, 11 de agosto de 2010

<
¿Por qué corres?, así no te puedo alcanzar, no te puedo besar, ni abrazarte, ni mirarte cerquita a los ojos. ¿Vas detrás de la tarde, encendida en el horizonte?. Yo te seguiría al fin del mundo, al final de los tiempos, si tuviéramos tiempo en esta vida. El atardecer es fugaz entre los arbustos del camino, el viejo camino de La Zarza, con la sombra de la sierra y la luz de La Serena. Y tú corre que te corre
veloz en la tarde que se acaba, que se torna oscura y misteriosa, y yo siempre trás de ti, con tu corazón muy pegadito al mio, no, no voy a dejar que se aleje, ni de broma, ¡vamos! .

viernes, 6 de agosto de 2010







Agosto se desliza pesado y bochornoso, cruel y rojizo en los atardeceres. El calor se sostiene en las canterías y en de los quicios de las puertas, en los umbrales y en la cal de las paredes. Las puertas y las ventanas se entreabren, esperando una brisa fresca que no llega. La noche se despierta, culminando el cielo de estrellas, sobre la oscuridad profunda de los campos y de las sierras, dibujando una luna, redonda, naranja, y cercana. La quietud de los árboles y las cortinas, ocultan los murmullos cansados y soñolientos, los sueños ahogados en el calor, en los recuerdos, en la esperanza del día que nacerá de nuevo con el sol implacable, sobre los tejados del pueblo.

sábado, 31 de julio de 2010

Parecen estar en un desierto olvidado, pero están cerca de casa, en un antigua mina también olvidada, al atardecer, con el sol poniéndose a sus espaldas, una luminosa tarde de principios de Junio. En la Serena, todo es sorprendente, siempre, aunque lleves viviendo toda tu vida aquí, ten por seguro que habrá paisajes, sitios que nunca verás, que cambian con la luz de cada día y con las sombras de la noche. Que se adaptan a maravillosos otoños llenos de luz dorada, a inviernos duros, desolados, a primaveras que suavizan la soledad de los caminos con un verde húmedo y brillante. El verano es inhóspito y seco, con un cielo azul imposible de mirar fijamente. Pero con unos colores, unos contornos sorprendentes, más allá de lo que sueña está naturaleza arrinconada en el olvido.

jueves, 29 de julio de 2010
























Hubo un día en el que la vida se paró un minuto
un instante, en el que el dolor , se extendió por toda el alma, como chasquido un ruido sordo rápido y gris que hace huir a los pájaros del parque
Una palabra que taladra el corazón
y el desaliento que nubla la claridad del día y todo por nada



por no pensar un momento la palabra y lanzarla al aire solano y caliente del verano.











Verano, largo interminable, con sus sombras alargadas en las paredes blancas. Con el cielo cegador, azul y brillante.
Todo queda lejos, el horizonte y la brisa, el pensamiento y el sonido
del agua refrescando el aire.





El calor lo envuelve todo empalagosamente, en la oscuridad de la casa cerrada a cal y canto, pasan las horas lentas y aburridas. La siesta se extiende silenciosa por entre las paredes llenas de sol, un sol poderoso, impenitente sin compasión. Se remueven los viejos recuerdos, los retazos de otros tiempos. Cuando éramos niños, en el pueblo, todos nos escapábamos, casi descalzos, por las calles empedradas, a alguna huerta que tuviese alberca , que entre los rosales antiguos, aquellos granates, oscuros casi morados, tupidos de hojas y de olor y los laureles e higueras que crecían alrededor, escondiese un agua verde, pero pura y fría, con sabor a barro, nos bañábamos y era lo mejor del mundo. Al atardecer, volvíamos casi más sofocados de lo que nos fuimos. Pero era tan inmenso el verano y a la vez tan simple, calle y más calle siempre juegos en la calle. Las cuatro bombillas amarillas, tristes, que nos daban luz en las noches y cuando salía la luna, resplandecia aun mas que esos brillos apagados, se reflejaba en las piedras de la calle y en los ojos de los niños, ojos con una esperanza infinita y una paz, que tal vez hoy nuestros hijos no hayan conocido. Son recuerdos que casi duelen, porque es ver pasar tu vida y el tiempo sin misericordia, anudado dentro del corazón, apretando, apretando cada día un poquito más.

sábado, 24 de julio de 2010




Daba gusto estar bajo los árboles, sobre la tierra fresca, a lo lejos se oían los niños jugar en el agua, el agua templada de la tarde. La tormenta de la noche anterior había limpiado el aire, había dejado en los rincones del patio montones de hojas secas y frutas caidas. Los días de verano pasaban largos y calurosos, la cal blanca de las paredes reflejaba la claridad inmensa del agua. Tú ibas y venías preparando los frutales, aquellos melocotoneros que tanto trabajo te dieron, todo a tu cargo, todo a tus espaldas y nosotros los seres más seguros de este mundo, bajo tu protección, esperando tus decisiones solucionadoras. Que bien vivía y dormía yo en aquella época, bajo el alo de tu persona fuerte y valiente, como me emocionaban tus ojos azules, plácidos y serenos, brillando al hacer rabietas a tus nietos. Hoy todabía me miro en esos ojos tan claros, tan inteligentes, pero tengo miedo a que dejes de ser tú, te quiero fuerte y activo aunque te tenga que reñir mil veces, pero te quiero y te sueño bajo los melocotoneros luchando con el riego y manteniendo clara y azul, limpia, la piscina, mientras tus nietos más jóvenes, el que tanto queremos y la que tanto esperamos, rompen la tranquilidad del agua, mientras discutes con los demás, dando órdenes de lo que tienen o no tienen que hacer. Te quiero y te necesito más de lo que yo tan siquiera maginaba.

jueves, 24 de junio de 2010

miércoles, 23 de junio de 2010

NOCHE DE SAN JUAN 2010

Seguro que ya andarán las brujas recorriendo los regajos y los arroyos escondidas en las sombras del anochecer, cuando se vaya la luz, entre ramos de claveles y de mejorana antigua, colgados en las puertas, los niños, miraran curiosos y desconfiados, las esquinas y callejones al pasar. Las estrellas brillan de una manera especial, como si en su intensidad, quisieran acortar aun más la noche de San Juan. En los patios, se habrán llenado grandes baños de agua y esparcido en la superficie irreal, que crea el brillo de la luna, toronjil y acedera, jazmín y espliego, que aguardan el influjo de la magia, para purificar el alma de los hombres y sus huesos. Las llamas de la hoguera, crean un mundo misterioso de colores imposibles, los rostros parecen transformarse con la luz anaranjada y roja, brillando en las pupilas, más allá del alma de los hombres. La brisa trae cuentos y leyendas muy viejos, que los niños escuchan callados y adormecidos y a veces temerosos. Todo, en conjunto, es diferente y mágico, la música suena por encima de los tejados, lejana, tal vez las brujas en el horizonte calmado de la noche, bailen entre conjuro y conjuro, através de las ondas propagadas en la oscuridad del cielo, entre la sierra y la serenidad de los campos solitarios.

sábado, 19 de junio de 2010








18 de Junio de 2010. Fin de curso.

La tarde luminosa, esplendorosa y ruidosa, aletea con la brisa del verano que anuncia su llegada. Los niños ya no van a ir a la escuela hasta que no llegue septiembre, la fiesta se alza por encima de los tejados y de los árboles cubiertos de follaje verde brillante, deslumbra el sol del atardecer, en los adornos del escenario y de los disfraces. Los libros como que duermen, en la oscuridad y el silencio de las aulas y de las carteras, cuando los niños regresen el paisaje habrá cambiado de nuevo. La vida, que sigue su camino a pesar de tantas cosas. Y llegaron los largos días, con un sol implacable y las aburridas siestas y las noches cortas, mirando un cielo que brilla, lleno de enormes estrellas, de cuentos y de misterios, de caminos que llevan a los sueños hasta el infinito. Luz cegadora del verano, que brilla en el pelo de los niños.

sábado, 12 de junio de 2010
















OTRA RARA TARDE DE VERANO.


Cae la tarde oscura y lenta, los pájaros se revuelven en el árbol grande del parque, el cielo gris y el aire espeso, amenazan con una lejana tormenta. Los niños en una loca carrera se refugian bajo el árbol con el balón bajo el brazo y el pelo mojado. Huele el alma de la tierra con un perfume húmedo y limpio a jabón casero. La luz se filtra entre nubes bajas y andarinas, todo cambia, hasta el sonido de los juegos de los niños, los gritos con el primer trueno y se desencadena una locura de carreras y de luces cruzando el horizonte, tiembla el blanco de las paredes. Tarde de tormentas, cambiante y desesperada, luminosa en el horizonte a dentelladas frías y secas, acogedora tras la ventana.

martes, 8 de junio de 2010


Noté que mi madre, sentía pasar los días al tocar esa lápida tan blanca, en sus pupilas en un instante, se reflejaron los años no vividos, "veintinueve", dijo y calló triste por mucho rato. Desfilaron los recuerdos, colgados de las nubes, que adornaban la fresca mañana en el cementerio. Y es que la vida camina rápida, un día tras de otro, por senderos, que a veces son intransitables, dolorosos, oscuros. Pero al final, terminas acostumbrándote a vivir sin alma, sin esperanza. Con la ignorancia de dejar pasar el tiempo, el tiempo roto en los cristales. Fue todo en un momento, en un ir y venir al pasado, sus ojos volvieron a ser los de siempre y el presente empezó de nuevo a rodar por ellos.

domingo, 6 de junio de 2010

El verano le arrebató sus últimos días a la primavera, el cielo se cae a pedazos todo azul y el sol enfurecido Dios sabe porqué, nos castiga de la mañana a la tarde con un calor sofocante y tormentoso, todo el campo parece agostado, abandonado y pardo en toda su inmensa extensión. Las tardes son largas y solitarias, oscuras dentro de las casas y cegadoras en las calles. En estos largos días, mi vida se ha convertido en un continuo recibir y despedir a mis niños queridos, no nos ubicamos aún en este compás cambiante a la espera del verano, cualquier tarde calmosa y opaca, una fulminante tormenta, nos despierta de esta calurosa ensoñación. Mientras, cuando llega el domingo al anochecer, el silencio vuelve a ser el único dueño de mi casa, de mi vida.

lunes, 10 de mayo de 2010


Hay cosas en la vida, que no tienen arreglo, son como el tiempo perdido, momentos, en los que dejas pasar las horas, trabadas unas tras otras, viendo hacerse de noche por la ventana, esos momentos, esos suspiros de tiempo, que luego te hacen falta para poder enlazar tu vida de nuevo. No hay segundas oportunidades, no nace un día para recuperar el aliento que se perdió en la mirada gris del anterior. Las horas son tan valiosas y tan fáciles de tirar, de olvidar en la basura de las divagaciones. No vivimos por vivir, vivimos porque el destino, nos regala la luz de cada día, porque nos enfrenta al sol que cae tras de los árboles en el atardecer del parque, porque nos da el espejo de nuestra vida en nuestros hijos y tenemos sólo lo que tocamos al acariciar con nuestras manos, lo que vemos al abrir los ojos cada mañana y lo que nos late en el corazón al compás de nuestros pensamientos

jueves, 22 de abril de 2010


¿Sabes, pirata?, no puedo verte llorar, la vida se me paraliza en las venas y cuando empieza de nuevo a rodar por mi cuerpo, me arde, me quema y no sé ni lo que pienso o digo. No quiero que nadie haga el mínimo intento de hacerte daño, porque yo sé que tu nunca serías capaz de hacérselo a nadie, mi querido corazón. Esas lágrimas que nacen a raudales de esos ojos tan pequeños, me matan la alegría. Yo que deseo, que sueñes que navegas por los más bellos y tranquilos mares, que conquistas tierras lejanas, que salvas doncellas, que te afianzas a la vida, como un feroz guerrero de noble corazón. Mi niño adorado, si supieras, cuantos deseos, cuantas esperanzas, como me salta el corazón al verte venir del cole. Quisiera ser tu escudo, tu espada, para que ni el aire se atreviese a molestarte. Sé que tienes una voluntad infinita, que todo lo que deseamos, tú y solo tú, lograrás cumplirlo. Mientras tanto, sueña y juega, ríe, no me llores corazón, porque cada vez que veo tus lágrimas, se me rompe un pedazito muy dentro de mí.

miércoles, 21 de abril de 2010


La primavera tímidamente, volvía a los campos y los cielos, a los ojos de los niños. Una pequeña rabieta, en una tranquila tarde, despertó a las mariposas aun dormidas bajo las hojas y las flores, de pronto empezaron a envolverlo con su polvo dorado y la suavidad de sus alas hacíendole cosquillas en la cara, el cuento había cambiado, al pasar página, sus ojos pequeños y chispeantes, no podían dominar la risa. Su risa tan deseada e incontrolable. La dulzura de la brisa y el arruyo de las mariposas, la tarde tan tibia y azul, dominaban la historia de esos ojos. La vida, que de pronto te da esos pequeños momentos, que llenan el mundo entero de pureza y de felicidad. Nunca hubo un cuento tan fresco y azul, tan dorado, del que salían miles de mariposas, para acariciar la sonrisa del un niño.

abanicos pintados a mano

Posted by Picasa

martes, 20 de abril de 2010




La luna vive en un pino, en un hermoso pino del parque.

Cuando la noche se desliza entre los hombres y las cosas, se acomoda dulcemente entre las ramas del árbol y duerme silenciosa a los gatos y a las hadas.

Brilla transparente entre las puntiagudas hojas, como una joya antigua, perdida en el agua oscura del mar más profundo de los sueños.

Lejana y dorada, protege a los amantes y vigila los campos y la sierra, cubiertos de estrellas y de sombras.

Las calles solitarias del pueblo, adquieren el color del misterio, en las avenidas, extiende su brazo luminoso y susurra a las farolas y las flores dormidas.

La brisa de la noche, mueve cuidadosa las ramas y los duendes tararean un extraña canción.

Las ventanas se cierran y los sueños acarician a los niños en su almohada.

lunes, 19 de abril de 2010

Miguel Hernández
Castuera 19 de Abril de 2010.


Querido Miguel: Que pena que el odio y la ignorancia se cebaran en ti, acabaron con tu vida de hombre, pero no con tu lucha desinteresada,tu alma, siguió libre la estela del recuerdo, el respeto y el agradecimiento para siempre. Cómo la esperada luz del alba, al final de una dura noche de tormenta, apaciguaron tus palabras, el dolor de una España olvidada, escondida por el duelo y la represión. No pudieron callar tus sentimientos, no pudieron apagar tu voz como la de otros muchos. Alguien dijo: Que al tiempo, tiempo le pides y el tiempo, tiempo te da. Tuvieron que pasar años, para que tu voz callada, resonara fuerte y bien timbrada, en los pueblos y en los cielos de este país, que volvía a soñar con la libertad. Querido poeta, la palabra, nace libre y cuando nace del fondo del alma, no entiende de políticas, nace para el corazón de los hombres hambrientos de libertad y de amor, de nuevos sueños y de nuevos tiempos. El expresar tus sentimientos, el soñar el vivir, el creer en algo más te llevó a morir entre cuatro paredes, hechas con los horrores de otros, que manejaron el miedo a su antojo. Pero gracias al destino que un día te señaló, no sólo dejaste palabras en papel y en paredes, las tatuaste en el corazón de los hombres que amaban la libertad. Hoy los niños conocen tu rostro, recitan tus poesías y hasta cantan canciones sin saber lo que esconden de verdad y de dolor, pero fue muy caro el precio que pagaste, la vida.

La casa se quedó vacía, sola, triste, con el eco de los sonidos que vibraron en las paredes, vuelve la monotonía, el silencio y la tarde que se alarga casi tocando el infinito. La claridad del día sobrevive, en las luces naranjas y violetas del horizonte, las nubes negras se entrelazan con los últimos rayos de un sol que se desangra entre los árboles. Una tormenta perdida acecha, en la quietud del atardecer. Cuando salga la luna de primavera se perderá en el viento lejano del norte. La casa se enciende frente a la noche y los recuerdos, los ojos que llevo prendidos en mi alma, miran como la oscuridad y las estrellas velan otros cielos. También, al cerrar la puerta, me digo hacia mis adentros, otro día menos y rozaré sus caras con mis labios y sentiré sus corazones muy cerquita de mí. Todo lo que nos rodea y lo que nos rodeó, está relativamente cerca y lejano a la vez, todo pasa por nuestra mente y metabolizamos el tiempo según nos conviene para no sufrir, tretas de diablo viejo, que nos ayudan a vivir.

domingo, 18 de abril de 2010





Cuando la lluvia azota las ventanas, los pensamientos se pierden tras los cristales, los recuerdos buscan el sol tibio de la primavera, perdida bajo las nubes grises. En plena quietud, miles de plateadas gotas, intentan atraparme en el aburrimiento. Pasa la tarde lenta y sola, arrastrando los primeros brotes de los árboles. Los caminos y la sierra estarán plenas de verdor y de vida, cuando el sol asoma unos instantes, brillan miles de estelas, corriendo las laderas abajo.



Yo sigo en mi ventana, pensando, soñando, esperando el atardecer lento, las sombras de la noche que se acerca triste, y rota en las aceras de la calle y en el cielo dorado y rojo, amenazante.

martes, 13 de abril de 2010


Ojos que nunca paran de mirar inquietos y curiosos, que mientras se fijan en mis pupilas, el corazón o el alma está disparado soñando, quien sabe qué, las prisas por vivir, como si el tiempo se le quedará siempre corto, apenas terminas una conversación y tan sólo sientes el aire que su presencia deja, al escapar rápido, desenfrenado a otro asunto. Jamás lo pude sujetar, sólo pedirle al aire que no lo despertara de sus sueños y fuera sólo brisa que moviese sus cabellos rubios.

sábado, 10 de abril de 2010




Se abre el mundo a la primavera, la vida bulle bajo el cielo azul, late el corazón de la tierra y todo ha cambiado de color, de olor, todo lo que fue gris, se transforma en miles de colores, en miles de verdes y azules. En un valle, donde el paisaje parece una ilustracion de un cuento japones, se cubren las montañas, durante diez escasos dias, de flores blancas suspendidas de cerezos imposibles encajados en bancales, hechos de tierra milenaria. El hombre para salir de su pobreza, creo una naturaleza esplendida, blanca y de una pureza exquisita, placer para los ojos y vida para el valle.

sábado, 13 de marzo de 2010

La grandes flores de hibisco casi ocultaban su cara, el verano en todo su esplendor, adormecía con su calor insistente todo lo que tocaba la luz. Los niños alborotaban en la piscina y el tiempo se hacía eterno y el cielo azul, inmenso. Recuerdo su cara, bronceada y mojada, chispeante, a veces orgullosa y tozuda la mirada, otras tierna .Casi que aun siento el olor de su piel húmeda y el sonido de su voz infantil y me conmueve como ha pasado el tiempo y se me ha escapado de las manos. Brillantes flores que acariciaron su rostro en un verano lejano, perdido en el recuerdo pero ardiendo aun en mi corazón.

jueves, 11 de marzo de 2010



Perdiste la batalla, amigo, era poco el tiempo y el enemigo muy peligroso y traidor. Luchaste hasta el último respiro que te concedió el destino, pero hoy 11 de Marzo, muy temprano, abandonastes y todo terminó.

jueves, 4 de marzo de 2010



Nunca nos perteneció la vida de nuestros hijos, nacieron con su destino pegado al alma, los tenemos, tal como un viento fresco que nos renueva y nos llena de felicidad, seguimos sus pasos, analizamos sus miradas, nos reflejamos en sus pupilas de tato estar pendiente de sus gestos, de sus sonrisas y de sus lágrimas. Aunque todo lo que nos ronda en el corazón es por ellos y para ellos, tienen su propio corazón con alas, que los llevan y los traen por nuestras vidas. Es corto el tiempo en el que un halo de seguridad los une a nosotros, luego buscan su seguridad en otros seres, su propia existencia. Nada es eterno,nada dura para siempre, todo va cambiando a medida que el tiempo va abriendo caminos y cerrando puertas. Bendito sea el momento que llegan a nosotros y bendito sea en el que se alejan buscando su vida y su futuro.