viernes, 17 de septiembre de 2010




El otoño se adelantó, trajo consigo, un sin fin de rayos y de truenos, de violentas lluvias y granizo, el cielo es gris, casi opaco, arrebolado de nubes furiosas y al instante brilla el sol sobre el azul infinito y las hojas de los árboles aun verdes. El viento acomodó un arcoiris irreal en el horizonte. Miguel, no se aparta de la ventana y la tarde pasa cruel y húmeda, agarrada a la sierra oscura y misteriosa, rodeada de la rara luz de los rayos, quebrando el cielo y la esperanza de mi niño por salir a jugar de nuevo.

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