La vida, me ha llevado a una nueva situación, he cerrado una etapa, es doloroso quedarse tras de la ventana, viendo como tu hijo pequeño se marcha fuera del pueblo, a estudiar. NO ES EL FIN DEL MUNDO. Sólo que ya tiene 18 años y empieza una nueva vida, que compartirá con otros. Yo quisiera conservarlo siempre a mi lado, como cuando era pequeño, pero eso es sólo un recuerdo, ya es casi un hombre y se las está arreglando muy bien sin mí. ¡Y yo que me alegro! antes, adoraba el otoño, me daba vida, me gustaba que cayera la noche y el frío tan pronto, al compás de las hojas del parque, pero este año ha sido diferente, lo que antes era como mi refugio después del largo verano, ahora es mi soledad. Pero también tengo la esperanza de que esta nueva etapa en nuestras vidas, la suya y la mía, nos depare muchas alegrías.
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