sábado, 19 de junio de 2010








18 de Junio de 2010. Fin de curso.

La tarde luminosa, esplendorosa y ruidosa, aletea con la brisa del verano que anuncia su llegada. Los niños ya no van a ir a la escuela hasta que no llegue septiembre, la fiesta se alza por encima de los tejados y de los árboles cubiertos de follaje verde brillante, deslumbra el sol del atardecer, en los adornos del escenario y de los disfraces. Los libros como que duermen, en la oscuridad y el silencio de las aulas y de las carteras, cuando los niños regresen el paisaje habrá cambiado de nuevo. La vida, que sigue su camino a pesar de tantas cosas. Y llegaron los largos días, con un sol implacable y las aburridas siestas y las noches cortas, mirando un cielo que brilla, lleno de enormes estrellas, de cuentos y de misterios, de caminos que llevan a los sueños hasta el infinito. Luz cegadora del verano, que brilla en el pelo de los niños.

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