sábado, 31 de julio de 2010

Parecen estar en un desierto olvidado, pero están cerca de casa, en un antigua mina también olvidada, al atardecer, con el sol poniéndose a sus espaldas, una luminosa tarde de principios de Junio. En la Serena, todo es sorprendente, siempre, aunque lleves viviendo toda tu vida aquí, ten por seguro que habrá paisajes, sitios que nunca verás, que cambian con la luz de cada día y con las sombras de la noche. Que se adaptan a maravillosos otoños llenos de luz dorada, a inviernos duros, desolados, a primaveras que suavizan la soledad de los caminos con un verde húmedo y brillante. El verano es inhóspito y seco, con un cielo azul imposible de mirar fijamente. Pero con unos colores, unos contornos sorprendentes, más allá de lo que sueña está naturaleza arrinconada en el olvido.

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