sábado, 23 de enero de 2010


La lluvia, aburrida y persistente, se ha apoderado de la tarde y el color gris ha vuelto a anidar en las paredes y en el cielo, lentamente se encienden las farolas en el parque solitario y brilla el suelo frío. La noche se extiende silenciosa, adormecida, tibia con el sonido del agua en los cristales, todo está mojado, hasta el recuerdo del sol perdido de los últimos días. La canción suave del agua lo relentiza todo, hace tiempo que no se ven las estrellas brillar, el cielo se adivina entre los árboles, cercano y rosa, cubierto por la niebla, que enmascara las cosas y los hombres.

El mes de Enero largo y gris, está llegando a su fin adentrándose en el círculo cerrado del invierno solitario.

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