miércoles, 10 de febrero de 2010





Flores, viejas y descoloridas flores de seda, flores olvidadas, restos de colores llenos de recuerdos arrinconados sobre la pared. Y el tiempo arañando los muros silenciosos, mientras la luz del sol arrastra las hermosas sombras contra la blancura marchita de la cal. Pasa la vida en las cosas y en los hombres, pero las suaves rosas calladas del rincón, brillan con los primeros rayos del sol, con su belleza antigua, en su roja hornacina, amenazadas siempre por la oscuridad y el olvido. Años y días y horas que pasaron breves, voces que se perdieron con el frío viento del norte, soledad en la pared y en las hojas, olor a tiempo roto. Sólo la luz, que proyecta su silencio y aviva el suave color y la sombra en la pared.

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