domingo, 29 de noviembre de 2009

La lluvia


La lluvia golpea los cristales, y el pequeño apoya su nariz contra la ventana fría, mientras provoca el vaho con su respiración y su aburrimiento. Por fin, la lluvia, la lluvia que lo limpia todo, que ha nacido en la mañana, en un cielo gris y frío y que persiste en la acerada tarde de otoño. La calle se queda sola, muriendo en las paredes viejas y mojadas.
Lejos, en los campos, se extienden las sombras al compás reparador del agua. La noche se llena del chasquido de la lluvia en las aceras y del brillo de mil estrellas de frío en los pequeños charcos del parque, bajo las farolas encendidas.

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