El nombre, parece que se lo pusieron los árabes, la llamaron Serna, describiendola tal como la debieron de ver y la sintieron. Serna significa, extension llana de tierra. Con el tiempo declinó el nombre en Serena. Además de ser lo que los árabes vieron, llana y grande, con horizontes inacabados, es un paisaje que como su nombre indica en nuestro tiempo, es sereno, limpio, interminable, que llena el silencio de silencio y llegas a respirar su quietud, hasta por la piel. En verano, las lluvias son nulas y las de la primavera, apenas, tiene capacidad su suelo para retenerlas, pero en el otoño y el invierno se cubre de una hierba rasa, que inunda el paisaje de verde. Solo verde y azul, el azul de un cielo frío e inmaculado. Es una tierra antigua, apegada a lo más hondo de la historia, pero que nace, con cada día que empieza tras el horizonte. A veces el arco iris cierra su arco sobre ella, y cualquier mortal, no es difícil que lo haya visto, en un inesperado día de mayo o abril. Sus caminos, existe desde siempre, porque desde siempre han llevado a los mismos sitios y nos seguirán llevando a lo largo de los siglos.
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