martes, 20 de abril de 2010




La luna vive en un pino, en un hermoso pino del parque.

Cuando la noche se desliza entre los hombres y las cosas, se acomoda dulcemente entre las ramas del árbol y duerme silenciosa a los gatos y a las hadas.

Brilla transparente entre las puntiagudas hojas, como una joya antigua, perdida en el agua oscura del mar más profundo de los sueños.

Lejana y dorada, protege a los amantes y vigila los campos y la sierra, cubiertos de estrellas y de sombras.

Las calles solitarias del pueblo, adquieren el color del misterio, en las avenidas, extiende su brazo luminoso y susurra a las farolas y las flores dormidas.

La brisa de la noche, mueve cuidadosa las ramas y los duendes tararean un extraña canción.

Las ventanas se cierran y los sueños acarician a los niños en su almohada.

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