domingo, 18 de abril de 2010





Cuando la lluvia azota las ventanas, los pensamientos se pierden tras los cristales, los recuerdos buscan el sol tibio de la primavera, perdida bajo las nubes grises. En plena quietud, miles de plateadas gotas, intentan atraparme en el aburrimiento. Pasa la tarde lenta y sola, arrastrando los primeros brotes de los árboles. Los caminos y la sierra estarán plenas de verdor y de vida, cuando el sol asoma unos instantes, brillan miles de estelas, corriendo las laderas abajo.



Yo sigo en mi ventana, pensando, soñando, esperando el atardecer lento, las sombras de la noche que se acerca triste, y rota en las aceras de la calle y en el cielo dorado y rojo, amenazante.

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